Sunday, November 19, 2006

Parqueado en Holanda

La foto se la debo al ojo preciso de Pipo Muñoz.
Semanas después yo me erradicaría en Leiden (NL), lo que hace que esta foto tenga un aire profético. Yo, demasiado ocupado en asuntos menos interesantes, afando por el tiempo que ambos teníamos para salir de la sesión de fotos con los muchachos de Dr Krápula, me salté ese guiño que me hacían las circunstancias. Honda me prevenía. El Magdalena y sus muertos, todo su vapor ardiente de guerra y amor se despedían. El tan conocido rebusque colombiano a la hora de nombrar los establecimeintos me hablaba del futuro que ya se me había venido encima. "Parqueadero Holanda", como si el Egar hubiera visto algo de mi futuro. A veces necesitamos que alguien nos muestre lo que el mundo exhibe para nosotros. Ahora lo sé, esas letras pintadas sobre los ladrillos blancos tienen su parecido con la escritura carolingia, anterior a la textualis gótica, que usaban los escribas de los siglos XII y XIII en el norte de Europa. En ambos casos las letras terminan en una colita ascendente, signo de elegancia y distinción. Desde ese parqueadero muy cerca del centro del que fue uno de los puertos más importantes del país el futuro ya me hablaba. Paipsy, recuerdo ese día con alegría. Holanda no conoce el temblor de estructuras metálicas sobre el Magdalena enfurecido, aqui el agua ha sido domada y el vapor de los ríos no trae las noticias de las masacres del interior; los ríos no intimidad porque han dejado su furor en otros países, no arrastran piedras ni historias de bogas que nunca regresaron. Ya no crecen, son pacíficas rutas para el comercio legal y las horas de recreo. Como se puede vivir sin saber que los ríos entran en cólera y desbordan su cauce para recuperar los luceros que alguno pescó, creyéndose muy afortunado?